Hoy vamos a profundizar en una actividad tan importante como puede ser el trabajo a nivel motor con los niños. En la mayoría de las ocasiones las familias sólo se centran en el trabajo en la esfera motora de los niños. Si el niño es capaz de gatear, de andar, de voltear, de saltar a la comba, de escribir con una caligrafía bonita, tocar un instrumento, etc. Pero hay una esfera, que casi siempre se pasa por alto, que es la parte sensitiva.
Cuando hablamos de sensibilidad tenemos que saber que existen varios tipos.
Sensibilidad profunda o propioceptiva: que, entre otras cosas, nos proporciona información sobre la posición de nuestras articulaciones.
Sensibilidad superficial o exteroceptiva: es la que nos proporciona información del exterior de nuestro cuerpo, como por ejemplo información táctil, térmica o dolorosa superficial.
Sensibilidad cortical o mixta: es una combinación de las dos anteriores y nos da información precisa sobre formas de objetos (esterognosia), peso de los objetos (barognosia), localización de los objetos (topognosia), sobre la escritura (grafoestesia), discriminación espacial, etc.
Como podéis comprobar es un terreno muy rico para trabajar con nuestros niños, porque como debéis saber el cuerpo humano es un conjunto organizado y armoniosamente coordinado para trabajar en equipo. Con esto quiero decir que por mucho que nos empeñemos en trabajar el aspecto motor, este jamás será completo si se obvia la parte sensitiva. Para que lo veáis más claro, ¿qué pasaría si intentaseis caminar después de que se os durmiese un pie? Pues seguramente algunos ya lo hayáis experimentado y os hayáis tenido que agarrar para no caeros, o habréis cojeado, pero con vuestro patrón de marcha normal no habéis podido andar.
Eso es lo que pasa cuando le pedimos a un niño con alteración sensitiva en las manos que coja el lápiz correctamente o que haga un trazado con una determinada fuerza, pues que no puede porque su cerebro no recibe una información sensitiva correcta, por exceso de información o por defecto de la misma, y no envía las ordenes adecuadas para que los músculos ejecuten una acción coordinada y armónica.
Por eso hoy vamos a proponer actividades para trabajar la sensibilidad:
- Sensibilidad profunda.
- Le pedimos al niño que cierre los ojos y le colocamos una parte de su cuerpo, por ejemplo un brazo, en una determinada posición. Él o ella nos indicará cual es esa posición sin abrir los ojos.
- Otra forma es mediante pictogramas. Le mostramos al niño una figura que esté de una determinada postura y le pedimos que reproduzca dicha posición pero con los ojos cerrados.
- También podemos trabajar una pequeña secuencia de pasos, sin control visual, donde le pedimos que vaya realizando determinados movimientos: tocarse las orejas, aplaudir, ponerse en cuclillas, sentarse en el suelo, estirar las piernas, etc...
- Sensibilidad superficial.
- Sensibilidad táctil. Sin duda es la que más fácil podemos trabajar con nuestros hijos, porque todo lo que toca nuestra piel es información táctil. Personalmente una rutina de baño con espuma y esponjas de distintas texturas, seguido de un secado con toalla suave y masaje con crema ya es un trabajo extraordinario. Pero también podemos trabajar con plumas, cepillos de cerdas de distintas durezas, botes llenos de legumbres, arroz u otros para la sensibilidad de las manos...
- Sensibilidad térmica. Uno de mis favoritos es colocar tres recipientes con agua a distintas temperaturas (fría, templada y caliente), colocaremos una mano en el agua fría, otra en el agua caliente y cuando llevemos unos segundos, colocaremos ambas manos en el agua templada para experimentar como el cambio de temperatura en cada una de las manos es distinta. También podemos trabajar con objetos a distinta temperatura y sin control visual para que los niños nos digan si sienten frío o calor.
- Sensibilidad dolorosa. Este tipo de sensibilidad es algo más complicada para trabajar con los niños, ya que muchas veces cuando existe alteración de la sensibilidad se puede percibir un estímulo que normalmente no es doloroso como si así lo fuese (alodinia). En estos casos es muy interesante trabajar ese estímulo que le resulta desagradable o doloroso delante de un espejo, con el propósito de que su vista "engañe" al cerebro. Colocamos, por ejemplo las manos, como en la imagen y realizamos el estímulo que causa dolor en el la mano que no lo causa; por la disposición del espejo el cerebro va a "ver" que no percibe dolor cuando realiza el estímulo, aunque realmente no lo esté sintiendo.
- Sensibilidad mixta. Este tipo de sensibilidad es la más divertida de trabajar, ya que se puede realizar mediante "cajas sensoriales". Nos hacemos con una caja que podemos adornar como queramos por fuera para hacerla atractiva. Dentro de la caja colocaremos distintos objetos que queramos que los niños nos identifiquen, nos digan su forma, su textura, y demás características.
Para trabajar la sensibilidad tenemos muchas herramientas, la mayor parte muy divertidas y desestresantes para todos. Recordad que somos un todo armónicamente organizado y que jamás podremos caminar si no sentimos adecuadamente el suelo que pisamos.
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