Desde mi experiencia profesional siempre que he tenido encuentros con padres y madres de niños a los cuales estoy tratando, y les he preguntado como ven ellos a sus hijos e hijas y los avances que han ido experimentando durante las diversas terapias que reciben (normalmente excesivas en número), siempre oigo lo mismo: "quiero que mi hijo...".
Ante la situación que tienen muchos padres y muchas madres de encontrarse con un hijo o hija que tiene dificultades motóricas, sociales, psicológicas, psiquiátricas o de cualquier índole, se podría llegar a pensar que lo que quieren esos padres es que su hijo o hija haga las mismas actividades que hacen el resto de niños de su mismo rango de edad. Lo cual es verdad y debe ser así. Pero de lo que muchas veces no se es consciente, es que podrán hacer y participar de las actividades que hacen sus hermanos, amigos y compañeros de colegio, pero con "ayudas o adaptaciones" que potencien lo que él o ella puede hacer.
Como profesional de la salud y de la rehabilitación física muchas veces nos empeñamos en trabajar sólo los aspectos que nuestros pacientes no pueden hacer. Pero en el caso de los niños hay que darle una importancia suprema a trabajar y potenciar lo que ellos son capaces de hacer, porque ganan en autonomía, confianza en sí mismos y les hace disfrutar de sus rutinas diarias.
Por eso es importante que las familias, siempre orientadas por los profesionales de la salud que trabajan con su hijo o hija, seleccionen una serie de objetivos concretos a conseguir, como por ejemplo: ponerse y quitarse las zapatillas, lavarse los dientes, comer solo, etc...
A primera vista podríamos pensar que son cosas sin importancia que ya pueden hacer los padres, que es más importante que el niño ande para ser autónomo. Caminar da autonomía, pero no saber comer sólo o no poder vestirte quita mucha más autonomía. Por eso es importante dar herramientas a las familias para trabajar en autonomía con sus hijos dentro de su entorno natural.
Vamos a ver que tipo de cosas podemos hacer en función de un par de objetivos hipotéticos. Hay que tener en cuenta que una de las herramientas más valiosas para las familias es la paciencia. Es muy importante dejar hacer a los niños, aunque tarden. No todos tenemos el mismo ritmo.
Quiero que mi hijo utilice los cubiertos solo.
Lo primero que haremos será ver si es preciso adaptar el cubierto. A lo mejor sólo es cuestión de dejar al niño que aprenda a comer, es decir, dejarle que con los cubiertos normales lo intente y vaya perfeccionando su técnica (aunque se manche). Pero otras veces esto no es suficiente y tenemos que darle herramientas para que pueda desarrollar sus habilidades.
- Engrosar los mangos para facilitar la prensión.
- Colocar una bola en el mango que también facilita tanto la prensión como ejercer fuerza.
- Poner un velcro a modo de manopla para aquellos que necesiten un poco más de ayuda.
Quiero que mi hijo se ate los zapatos. Aquí tengo que decir que con las prisas que llevamos hoy en día los niños y niñas no aprenden a atarse los zapatos hasta que son muy mayores, ya que los padres, para tardar menos, terminamos por hacerlo nosotros.
Lo primero que tenemos que saber es si el niño tiene o no capacidad manipulativa para aprender a atarse los cordones.
- Si puede manejar los cordones y atárselos. Es sólo cuestión de práctica y paciencia. Aquí os dejo un tutorial práctico con una forma muy sencilla de atarse las zapatillas.
- Si no puede manejar los cordones. Entonces tendremos que pensar en otros tipos de fijación para el calzado.
- Los típicos velcros.
- Zapatillas tipo calcetín.
- Pero es que mi hijo lleva DAFOS. En este caso lo primordial es saber que el niño va a tener que llevar el calzado más grande para que el DAFO entre sin problemas. A partir de ahí, tendremos que volver a hacer la distinción anterior, si el niño puede o no manipular los cordones. En el caso que el niño o niña no pueda ponerse el calzado debido al aparato corrector, existen otro tipo de alternativas.
- Calzado con apertura posterior.
- Calzado con gran apertura y cierre en cremallera.
Como podéis comprobar siempre existen alternativas para que nuestros niños puedan ser autónomos. Recordad que facilitar su aprendizaje no es hacerles las cosas, sino darles las herramientas necesarias para que potencien sus habilidades.
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